Pese a la globalización de los tiempos modernos y a la necesidad de avanzar en normas que se ajusten a la dinámica actual, seguimos basando las leyes en un Código Civil de hace más de 200 años.
La importancia de una Ley que recoja puntualmente los criterios normativos que regularán definitivamente la adquisición de nacionalidad por derecho de sangre para los descendientes de españoles es más que imperativa. Aunque se planteen instrumentos temporales, como ha sido el caso de la Ley 52/2007 o del Proyecto de Ley para descendientes 122/000055, la realidad es que esta no es una situación coyuntural que deba ser atacada en momentos puntuales, sino que se trata de un asunto que prevalece y prevalecerá en el tiempo, en tanto existan españoles migrando y en tanto sus hijos y los hijos de sus hijos continúen llevando sangre española en sus venas.
No es la tierra (ius soli) la que determina en España la transmisión de nacionalidad originaria, sino la sangre. Eso es un hecho. Pero un hecho sin derecho vale casi tanto como la nada. El descendiente de un español emigrado, que lleva una sangre que tendría que teñirle las venas de amarillo y rojo, no es español. Porque ha nacido en otra tierra, porque su abuela cometió el pecado de ser mujer, porque ha superado la mayoridad o por otras tantas razones que no tienen justificación en un mundo cada vez más global.
Durante años, el hombre se ha movido geográficamente por diversas razones. En muchos casos esas razones han tenido como objeto buscar horizontes más prósperos cuando nuestra tierra se torna inhóspita. España no ha escapado de vivir momentos así y cuando eso ha ocurrido y sus ciudadanos han encontrado hogar en otras latitudes, la sangre española ha nacido en venas nuevas, que nacen a su vez en lares nuevos.
¿Nacer lejos de España, nos quita entonces el derecho a nuestra raíz?
¿Perdemos la esencia de nuestros ancestros, sólo porque han cambiado de lugar?
Las formas de obtención de la nacionalidad se mantienen recogidas en un código anacrónico y, según convenga o no al político de turno, se aplica un pañito de agua tibia al dolor cuando se torna colectivo. Parches temporales, nada definitivo. Es evidente que hace falta voluntad para entender lo que grita la evolución y su contexto. Todos quienes de una forma u otra conocemos la realidad que viven los descendientes de españoles sabemos que urge legislar en concreto sobre la materia. Es necesaria una Ley de Nacionalidad que defina, integre y respete las necesidades y derechos de quienes tienen la españolidad impresa en el ADN.
Por todo lo antes expuesto, Grupo Aristeo en colaboración con la Asociación Inmigrantes Sin Fronteras convoca al primer encuentro de descendientes de españoles, que tendrá lugar en el hotel Villamadrid de 09.00 a 19.00 H, con entrada totalmente gratuita y aforo limitado.
En este histórico encuentro, se debatirán los puntos más fundamentales y controvertidos de la nacionalidad española por ius sanguinis y su procedimiento de adquisición, de la mano de Estela Marina y un grupo de profesionales expertos en la materia.
Para más información visita: www.soydescendiente.com